Los autobuses rojos circulaban hace dos años hace dos años por las calles londinenses con un mensaje que decía: “Enviamos a la UE 350 millones de libras a la semana, financiemos nuestro servicio sanitario (NHS) en su lugar”. Un mensaje que tuvo una fuerte impacto en los votantes, que escogieron abandonar la Unión Europea en un referéndum. En aquel entonces no se sabía qué acarrearía esa elección; un estudio del Center for European Reform afirma que Reino Unido pierde, de hecho, un total de 440 millones de libras a la semana a causa del impacto del Brexit en la economía.
¿Y en cuanto al espacio aéreo? Skycop, compañía que lucha por los pasajeros y sus derechos recuerda que, si no hay acuerdo, el Reino Unido sería el tercer país con cierre de fronteras y, por consiguiente, los vuelos procedentes de Reino Unido no podrían aterrizar en los aeropuertos de la comunidad europea, a menos que existan acuerdos bilaterales con cada uno de los países de destino. No es una cuestión fácil pero existe la posibilidad de que esos vuelos no puedan efectuarse hasta que los acuerdos se lleven a cabo. Con esta circunstancia, que da lugar al fenómeno conocido como “Cinderella”, los vuelos se convierten en un verdadero quebradero de cabeza.
Habrá un total de diez vuelos “Cinderella”, aviones que despegarán de cinco aeropuertos británicos la tarde del 29 de marzo de 2019, momento en el que Reino Unido es todavía miembro de la UE, y aterrizarán habiéndose producido ya el Brexit. Los pasajeros llegarán como “nacionales de terceros países”, tendrán que pasar la aduana y puede que, incluso, necesiten visado para entrar a sus países de destino si es que se les permite finalmente aterrizar.
