Decíamos, cuando se nos preguntaba qué queríamos ser de mayores, que seríamos astronautas. Puede que incluso antes, en la cuna, consiguiésemos dormirnos mientras observábamos uno de aquellos móviles con planetas, estrellas y cohetes colgantes. Algunos tuvieron la genial idea de pedir para reyes un telescopio. Y es que todos hemos soñado alguna vez con contemplar la tierra desde el espacio exterior, con flotar de un lado a otro y con esos seres foráneos llamados extraterrestres. Una buena manera de hacerlo es subiendo a bordo del Autocar a les Estrelles.
Texto: Judit Vela
Poco a poco fuimos aceptando que, probablemente, aquello jamás ocurriría. A cierta edad uno pierde la inocencia y no se aventura a decir a la ligera que quiere estudiar astronomía, astrología o astrofísica. Sin embargo, llegamos a darnos cuenta de que no todo está perdido. Existen lugares en los que sentirse muy cerca de nuestros sueños de la infancia. Lugares que deberíamos disfrutar, al menos, una vez en la vida.
Parece imposible que puedan estar tan cerca. Rodeados de un cielo espantosamente gris, acostumbrados a no ver más que unas pocas estrellas cuando cae la noche y afectados por la contaminación que gobierna sobre los núcleos urbanos. Parece imposible, pero es cierto. Uno de los seis mejores lugares del mundo para ver las estrellas se encuentra en la sierra del Montsec, en el Prepirineo catalán. Allí vemos el cielo en su estado más puro gracias a sus privilegiadas condiciones meteorológicas y a la baja contaminación lumínica. Lo que hace 200 millones de años fue una cuenca marina, hoy es el Parc Astronòmic Montsec, a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar (la fundación Startlight (UNESCO) le concedió el Certificado como Destino Turístico Starlight por las buenas condiciones para la contemplación de las estrellas).
Sentados bajo su enorme cúpula visualizamos una película informativa sobre el origen de las estrellas. De repente, cuando termina, sentimos poco a poco una suave brisa fresca. El techo se va abriendo despacio. La sensación es indescriptible cuando nos sabemos allí, ligeramente tumbados, bajo un lienzo de estrellas reales que nos cubre por completo. El valle es nuestro escenario y, a pesar de estar viviendo una experiencia grandiosa, nos sentimos más diminutos e insignificantes que nunca ante tal espectáculo. Como dijo el gran Stephen Hawking, mirar las estrellas es mirar el pasado. Así estamos: literalmente, viajando en el tiempo a través del universo.
Llegar al Observatori del Montsec en el Autocar a les Estrelles es, sin lugar a dudas una experiencia única. Antes habremos parado en el Monestir de Les Avellanes, una antigua abadía del siglo XII adaptada a las necesidades del siglo XXI. Emplazada en un espectacular entorno natural de bosques, jardines y viñedos idóneos para disfrutar de un plácido descanso. Allí podremos disfrutar de una magnífica cena con un Menú Astronómico, disfrutando del magnífico claustro del monasterio.
El Montsec es descrito como la herencia más viva de una tierra donde el transcurso del tiempo y la historia se explican a cada paso. Esta vez, la mejor herencia será la que dejemos nosotros a los demás tras explicarles lo que hemos podido vivir y sentir aquí, en las verdaderas puertas del firmamento.
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