Es alto, apuesto y simpático. Atiende a cualquiera que se le acerca como si estuviese tratando con sus vecinos de toda la vida. Todo el mundo lo conoce, fue un famoso jugador de rugby en sus mejores tiempos. Ahora se apoda Bebelle, en honor a su padre, y regenta un puesto en el mercado de la ciudad de Narbona. De hecho, él mismo asegura que conoció y aprendió del célebre Pinocho, del barcelonés Mercat de la Boqueria. Lo más curioso es verlo en plena acción: él pide la carne al carnicero del puesto de en frente y éste se la pasa por los aires como quien pasa un balón de rugby. Él, por supuesto, la coge sin mirar, con una mano y con la destreza de quien ha jugado durante tanto tiempo. Digno de presenciar.
Texto: Judit Vela
Imágenes: Judit Vela y Tryptic Comunicació
Al Mercado Les Halles hemos llegado después de atravesar el río que cruza la ciudad, por un puente decorado con flores a ambos lados. Desde el Puente de los Mercantes pueden observarse las barcas y las casas viejas de colores ocres y gastados por el paso del tiempo, una postal que hace que resulte imposible no sacar la cámara. De hecho, el Canal de la Robine ha sido declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. La luz ilumina el paseo de árboles por el que hemos caminado hace un momento. Estamos en Narbona. Un lugar poco explotado por las revistas y blogs de viajes, uno de esos rincones que ocultan entre sus muros historia, arte y cultura, a tan solo dos horas en tren desde Barcelona. A veces tenemos la mala costumbre de viajar lejos buscando algo que, en realidad, tenemos a pocos pasos de la frontera.
Narbona, tierra de historia
Tuvo su tiempo de gloria. Narbona fue la capital de la Galia romana, atravesada por la Vía Domitia. Era un paso obligado para ir desde Italia a España. Podemos observar los restos de esta vía en la misma plaza del Ayuntamiento. Hoy los niños juegan en ella, pisando lo que un día pisaron las legiones romanas. La guía nos explica que el Ayuntamiento, afortunadamente, tomó la decisión de dejarla al descubierto. A pocos pasos de allí encontramos la catedral de San Justo y San Pastor, olvidada por quienes debieron acabarla para que fuese una de las cuatro catedrales más grandes de Francia. Aun así deja más que satisfecho al visitante, con ese estilo gótico que tanto nos recuerda a la de Notre Dame de París. A través de una callejuela a la sombra llegamos al museo de la ciudad. En él, la guía nos explica la curiosa historia de la vizcondesa Ermengarda, una figura popular muy querida por las gentes de Narbona. Luchadora, inteligente, protectora de trovadores y con una vida digna de plasmar en una película hollywoodense. Para acabar la visita, la guía nos cuenta que en 2016 se pondrá en marcha el proyecto para construir el segundo museo romano más grande del mundo.
Les Grands Buffets, un sueño gastronómico
Nuestro estómago empieza a rugir. Tenemos la gran suerte de estar en la ciudad que acoge el mejor bufet libre de Europa. ¿Bufet libre? Sí, pero muy alejado de la idea tradicional de bufet y de la típica imagen que nos viene a la cabeza: mucha gente, demasiadas colas y mala calidad. Para los amantes del buen comer, Les Grands Buffets es todo un sueño hecho realidad: alta cocina francesa sin límite y sin necesidad de vaciarse los bolsillos. Elegancia, orden, limpieza y tranquilidad. Una vez allí, te das cuenta de que no hay necesidad de empacharse. Sabes que volverás en algún momento y podrás probar lo que no pruebes la primera vez.
El recorrido es sencillo. Cuatro grandes apartados: La Rostissérie, La Mer, La Fromage y La Pastissérie. El centro del restaurante nos atrae por su olor a brasas y asado: en él se encuentra La Rostissérie. Los chefs cocinan los platos al momento, a la vista y al gusto de quien espera perplejo y hambriento al otro lado del mostrador. Entrecots, magret de pato, langosta o bogavante, entre muchos otros. Aunque quizás seas más de pescado. Si es así, tu lugar es La Mer: infinita variedad de mariscos como las ostras de Gruissan, mejillones, salmón ahumado…
Pero, quizás, lo más impresionante sea La Fromage: más de 40 variedades de queso. Y aun así, el propietario de Les Grands Buffets, Louis Privat, nos cuenta que no está conforme. Quiere llegar a tener 80 tipos de quesos. Y es que Francia tiene una curiosa tradición que puede verse también en algunos hogares españoles: comer queso después de comer, como postre. Aun así, para aquellos que prefieran postre dulce, está La Pasissérie. El paraíso de los golosos, con 100 postres a elegir entre los que se encuentran macarons, crepes, milhojas, bizcochos, etc.
No podemos dejar de mencionar los vinos, a precio del distribuidor. Una selección de 70 variedades de toda la región del Languedoc-Roussillon. Oh la lá, Narbona. Nuestro estómago sigue rugiendo, pero esta vez no es por el hambre. Son las mariposas que aletean en nuestro interior después de habernos enamorado irremediablemente de ti. Volveremos a escaparnos pronto para disfrutar de tus encantos con la certeza de saber que viviremos un día singular y memorable. À bientôt!
Precios: Les Grands Buffets 29,90€ (sin bebida). Niños hasta 5 años gratis. Niños de 6 a 10 años 14,95€.
Cómo llegar: Tren Renfe-SNCF, dos horas Barcelona-Narbona. Les Grands Buffets se encuentra a 20 minutos de la estación caminando, aunque también se puede llegar en autobús.
VER TODAS