Mientras en más de una ciudad española se discute si se retrasa el encendido de las luces navideñas o si la decoración callejera ha de ir a cargo del municipio o de los comerciantes, en Estocolmo ya se colgaban luces y estrellas a finales de octubre. La capital sueca se vuelca cada año en sus tradicionales mercados navideños y la llegada del Jultomten, lo que la convierte en un destino clave para estas fiestas.
Texto: Sara Centellas
Durante todo el año Estocolmo, la capìtal de Suecia, se mantiene como una ciudad limpia, elegante y nada convulsa. El lago Mälaren hace que la ciudad se divida en 14 islas, todas construidas a base de ladrillo con pulcritud y respetando a la naturaleza. Entre los edificios bajos y de legado histórico crecen árboles, jardines y hiedra roja que le dan un toque sureño a la ciudad. Los canales se extienden harmónicamente, dando diferentes perspectivas y profundidades en forma de puentes y agradables orillas para pasear. Allí es habitual encontrar hombres pescando en plena ciudad salmones o truchas. Sin ir más lejos enfrente mismo de la residencia del primer ministro sueco, en el puente de Riksbron o "El Puente del Estado".
El "keep calm" sueco
No hay tráfico ni personas amontonadas en esta urbe nórdica. La única zona más opulenta es el centro, que se congrega en una única calle comercial con Drottninggatan y sus cruces, como Karduasmakargatan, hasta la principal Klarabersgatan. Todo pensado con diseño, modernidad y filosofía cosmopolita. Hay tantas grandes tiendas y refinadas cafeterías que no es extraño señalar a los suecos como los genios en el ocio interno.
Las bajas temperaturas ayudan a componer una perfecta estampa navideña. En Suecia cada punto del país presenta temperaturas muy distintas, pero en Estocolmo la media oscila habitualmente alrededor de -1º. La nieve, pues, no es una sorpresa durante las Navidades. Es durante esta época del año que se instala la pista de patinaje en el parque Kungsträdgården.
Ciudad top en mercados navideños
Estocolmo es conocida por congregar los tres edificios donde se deciden, proclaman y entregan los premios Nobel. En uno de estos lugares, diariamente, se alberga uno de sus mercados vintage y de fruta más famosos, Hötorget, justo delante del conocido edificio azul, la Royal Concert Hall o Hötorgsskraporna.
Otro punto clave para recorrer tiendas y paradas navideñas es Gamla Stan. El casco viejo de la ciudad es un encanto en sí mismo, con casas tradicionales norteñas y calles irregulares con empedrado. Su plaza principal, Järntorget, alberga una de las imágenes más idealizadas de los mercados navideños en tierras nórdicas. De hecho, Gamla Stan es durante todo el año un lugar idílico para encontrar locales que venden tradicionales adornos de navidad y postales muy hibernales.
Compartir vino y dulces
Allí las tiendas antiguas y típicas se juntan con los mejores restaurantes. Al ser un espacio muy turístico, durante las Navidades es fácil encontrar fiestas con glögg. Se trata de un vino caliente especial con azúcar y especias que se bebe con almendras blanqueadas y pasas, bollos de azafrán o canela (Kanelbullar). Tampoco pueden faltar las famosas galletas de jengibre, que añaden el ambiente de cuento de invierno como el mismísimo Hombre "Jengi" de la película Shreck.
El día de Nochebuena, el 24 de diciembre, se enciende una vela según la tradición sueca. Otra vez las pocas horas de luz acompañan las carismáticas fiestas navideñas suecas durante el almuerzo, con el bufé típico acompañado de Julborg. Toda una versión de estas fiestas calculada al detalle, siendo una vez más confirmado el tópico de que los suecos son unos diseñadores culturales excepcionales. Para que la oscuridad no quite la magia ni el frío haga perder el apetito en Navidad.
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