Una vez hemos dejado el verano atrás y con él las vacaciones y el gran viaje del año, más de uno y de una ya estará pensando en el próximo destino. Y lo más normal es mirar en el calendario cuándo podemos tener unos días para una escapada. Y este año, pasamos de largo Todos los Santos y tenemos para viajar el puente de diciembre que nos deja tan solo tres días por lo que muchos no podrán ir demasiado lejos ¿Qué mejor idea que aprovechar estos días para conocer los encantadores mercados navideños que cada año se organizan en las no menos encantadoras ciudades de países como Austria, Bélgica, Francia o Suiza?
En el centro de Europa son muy populares los mercadillos de Navidad. Pero es que además de ser populares tienen un encanto especial que los hace únicos. Pasear entre los puestos bien abrigados mientras saboreamos una bebida caliente o comemos un sabroso y tierno bocadillo de salchicha, es algo que no se olvida fácilmente.
Luces, música, bebidas calientes, chocolates, pasteles, regalos, artesanía, pistas de hielo, objetos decorativos todo esto y muchísimo más podemos encontrar en estos mercados. Son numerosas las ciudades que los celebran. Los hay en ciudades austriacas como Viena, o Lienz y Innsbruck en el Tirol, Colmar, Estrasburgo, Riquewigr o Mulhouse en Alsacia región francesa fronteriza con Alemania, o también en ciudades suizas como Zúrich, Lucerna o Berna, y todo ello sin olvidarnos de los mercadillos flamencos que tienen lugar en Bruselas, Brujas, Amberes o Gante.
Si hay alguna ciudad europea que puede presumir de la cantidad y belleza de sus mercadillos navideños esta es Viena, la capital de Austria. En cuanto llega diciembre la mayor parte de plazas y muchas de sus calles acogen casetas de madera en las que podemos encontrar de todo, desde artesanía hasta todo tipo de objetos de decoración. Mercadillos como los que se instalan frente el Palacio de Schonbruunn o frente el Ayuntamiento son de los más visitado y abigarrados. Aquí encontramos toda una ciudad volcada en la Navidad. En Austria tenemos otras ciudades como Kufstein, Lienz o Innsbruck en el Tirol cuyos mercadillos también ofrecen un increíble atractivo. El Tirol austriaco es un lugar al que siempre apetece viajar, pero en esta época más puesto que, además de disfrutar de sus estaciones de esquí podemos hacerlo de sus engalanadas calles y plazas.
Curiosamente la capital de Suiza no es la cosmopolita Zurich ni la internacional Ginebra, es Berna aunque ello no esté escrito en ningún lugar. Berna es la capital suiza de facto desde 1848. Con algo más de 100.000 habitante conserva su casco antiguo medieval, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, que incluye 6 kilómetros de arcadas llamadas "Lauben", uno de los paseos comerciales más largos y protegidos contra la intemperie de Europa. El mercado navideño de Berna más conocido es el de la Münsterplatz. Habitualmente cuenta con una cuarentena de paradas que se abren ante la catedral de la ciudad. Si Berna nos deja boquiabiertos con sus mercados, Zúrich no se queda corta. En el mercadillo de Navidad más antiguo de esta ciudad en Niederdorf o en el también conocido Mercado del Niño Jesús de la estación central podremos encontrar artículos únicos. La joya del Mercado del Niño Jesús se alza en el vestíbulo de la estación y es un gran árbol de 16 metros de altura decorado con unos 7.000 cristales de Swarovski.
Con una población mayoritariamente de origen germánico Alsacia mantiene una estrecha relación con las fiestas navideñas como sus vecinos alemanes. Su capital, Estrasburgo, una de las sedes del Parlamento Europeo, está justo en la frontera de ambos países. Desde el año 1570 la plaza Broglie de Estrasburgo acoge el mercado de Navidad más antiguo de Francia, el famoso “Christkindelsmarik”. No hay duda que Alsacia es una región preciosa en cualquier época del año, pero todavía luce más cuando se encienden las luces y decoraciones típicas del invierno. Otras ciudades en las que podemos disfrutar de grandes mercados navideños si nos acercamos a Alsacia son Colmar, Riquewigr o Mulhouse.
Las ciudades flamencas se emplean a fondo cuando llega la Navidad. El olor de las ramas de abeto y el vino caliente inunda las calles mientras los patinadores se deslizan por encima de las pistas de hielo y los transeúntes combaten el frío con algún rico bocado caliente y una bebida. Ciudades como Brujas (la Venecia del Norte), incluida en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y que tiene el ejemplo mejor conservado de casco urbano medieval dominado por el campanario de su plaza Mayor. Este mercado de Navidad de Brujas es uno de los más pintorescos y vibrantes del país, y un complemento ideal después de visitar la bella ciudad. Gante o Amberes también muestran sus mejores galas durante estas fechas.
Y qué decir de Bruselas, la capital belga. Es un destino perfecto para estas fechas, y más si viajamos con niños. Placeres de Invierno es el nombre con el que se conocen las fiestas navideñas en Bruselas. El nombre nos da una pista del porqué la Navidad de Bruselas está considerada una de las mejores de Europa, con un extenso y completo programa de actividades y atracciones como la gran noria y la pista de hielo que se instalan todos los años en la plaza Sainte-Catherine. Es obligatorio visitar la Grand Place donde además de admirar sus bellos edificios contemplaremos el árbol de Navidad gigante que se instala allí todos los años.
