Un coche, buena compañía, la maleta, ganas de viajar y mucha marcha. Eso, ni más ni menos, es todo lo que necesitas para recorrer Portugal en siete días, pues aunque parezca que el país vecino se limite a los grandes núcleos urbanos como son Lisboa u Oporto, cuenta con una gran riqueza de paisajes.
Texto y fotos:
Christian Rico Moreno
Antes de empezar nuestra ruta, cabe mencionar que viajar en coche por Portugal puede llegar a ser toda una aventura. No sólo por el hecho de que viajar en coche te ofrece mayor libertad para moverte, sino por los tipos de carreteras y por la singular (por llamarlo de algún modo) manera de conducir que tiene los portugueses. Por otro lado hay muchos y buenos hoteles en Portugal.
La primera opción y la más divertida es tomar las carreteras nacionales, que van de pueblo en pueblo y que en su mayoría tienen una calzada tan vieja en las que el coche vibra tanto que parece que el asiento tenga opción de masajes.
La segunda opción son las autovías, que tampoco dejan de ser divertidas, ya que en ellas tienes que jugar al juego de aprender cómo funcionan, pues todas son de pago y vas haciendo los pagos a cada pocos kilómetros. Llegará un momento en el que pensarás que te has equivocado de carril de tantas veces que tienes que pagar.
Una vez hayamos sopesado ambas opciones y decidido qué visitar en Portugal en siete días, podemos empezar la ruta.
Nosotros empezamos viajando por las carreteras nacionales y al poco tiempo nos cambiamos a las autovías. No sabría decir cuál es más divertida de las dos, pero si cuál es la más cómoda, y ésta es la segunda opción.
Portugal, oficialmente República Portuguesa, está situado al oeste de la Península Ibérica y, por consiguiente, tiene un clima similar al de las regiones españolas con las que tiene frontera. La parte norte comparte situación climática con Galicia y el este con Extremadura y con la provincia de Huelva. Por consiguiente y es una verdad de perogrullo, en verano hace calor y en invierno, al ser un clima atlántico puede llegar a hacer bastante frío. La República Portuguesa también incluye dos archipiélagos ubicados en el Atlántico Norte: el de las Azores y Madeira. En las Azores hay una gran actividad volcánica por lo que es conveniente estar bien informado de lo que ocurre antes de viajar allí. A raíz de su ubicación geográfica estas islas son bastante húmedas con abundantes precipitaciones y un intervalo de temperaturas menor.
Empezando por el norte, dependiendo la hora del día a la que llegues podrás visitar más o menos sitios, pero suponiendo que no dispones del día entero dejaremos para empezar Guimaraes.
El colorido centro histórico de Guimaraes está cualificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y su castillo está declarado Monumento Nacional y considerado como una de las siete maravillas del país.
Si se da el caso que tienes más tiempo para visitar otros lugares, puedes aprovechar para empezar a visitar la siguiente ciudad de la ruta y dejar más tiempo para visitar las grandes ciudades como son Lisboa u Oporto.
En el segundo día el tour es más completo, visitando Braga, el santuario de Bom Jesus y Barcelos por la mañana y la bella ciudad de Oporto por la tarde. La primera de ellas es la ciudad religiosa por excelencia de Portugal, Durante el asentamiento romano había sido la capital y su catedral es una de las más significativas de la zona. A 5 kilómetros de ésta y en lo alto de una montaña, se encuentra el conocido Santuario de Bom Jesus.
En un principio a nosotros nos resultaba poco atractivo y estuvimos a punto de retirarlo de la lista y seguir nuestra ruta, pero al final lo visitamos y resultó ser una de las grandes sorpresas de nuestro viaje. Nada más llegar pudimos comprobar que no había simplemente un santuario, sino que estaba rodeado de un gran parque con un lago, canoas, unas vistas panorámicas de la ciudad, estanques diversos y una preciosa cascada en una cueva cubierta de flores.
Barcelos, es un pueblo pequeño en la línea de Braga o Guimaraes, pero que merece la pena visitar sobre todo por su puente medieval y su emblemático gallo.
Por la tarde y noche, la visita es para Oporto, la segunda ciudad más importante de Portugal, cuyo centro histórico está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y donde es obligatorio hacer una cata de vinos en Vilanova de Gaia. ¡Están de muerte!
Aunque sólo se haya pasado una tarde en una ciudad tan grande como Oporto, si se aprovecha el tiempo se habrá visitado lo fundamental de la ciudad y se podrá seguir la ruta, pues 7 días son pocos para un país con tanta diversidad paisajística como es Portugal. El tercer día se puede ir de buena mañana a Aveiro, llamada la “Venecia portuguesa” por sus pequeños y encantadores canales, y seguidamente disfrutar de sus entrañables playas de costa atlántica, como son la Praia de Barra con su faro centenario y Costa Nova con sus coloridas casas. Ésta última no deja de ser una zona de veraneo para familias portuguesas, pero sus tradicionales casas a rayas de colores hacen que la visita sea inevitable. Finalmente, después de empezar el día tranquilamente por las playas de Aveiro hay que ponerle las pilas a los pies para visitar Coimbra, famosa por su universidad, su catedral y sus cuestas. Piensa la parte positiva: una vez has subido, lo siguiente es todo bajada.
El cuarto día toca hacer una ruta tranquila y se empieza visitando la catedral gótica de Batalha.
Seguidamente, siguiendo la ruta dirección al sur se puede parar en Fátima para admirar su inmensa plaza y observar los rituales de los peregrinos, como es el de ir de rodillas hasta la “Capelinha” para hacer penitencia. Una vez visitadas, la mejor opción es adentrarse en la época medieval en la villa amurallada de Óbidos, con sus estrechas callejuelas y su precioso castillo. Se puede recorrer toda la villa a través de sus murallas, pero siempre con cuidado, ya que están muy pulidas de tanta gente que camina sobre ellas. De hecho, nosotros casi nos caemos más de una vez. Finalmente, para acabar este día puedes acercarte a Peniche para admirar sus curiosos acantilados y sentir la brisa del mar. Las vistas son impresionantes.
El quinto día la visita es para Sintra, Cascais, Cabo de Roca, Estoril y Lisboa. La primera de todas es la centenaria ciudad de Sintra. Se podría decir que es la ciudad más bonita de Lisboa con sus callejuelas, el Palacio Nacional, el Museo del Juguete y sus castillos y palacios en los que te sentirás como en un cuento de hadas. Las zonas de Cascais, Estoril y Cabo de Roca están muy cerca entre ellas. Las dos primeras son zonas de playa con lujosas casas donde las familias pasan el verano mientras que la tercera constituye el punto más occidental del continente europeo. Un paseo por todas estas zonas te permitirá relajarte antes de entrar en la capital portuguesa y visitar la Torre de Belem, que se encuentra más apartada del centro y así al día siguiente te puedes dedicar al resto de la ciudad.
El sexto día se debería dedicar por entero a Lisboa.
En la bella capital portuguesa se encuentra la plaza Rossio, el Castillo de Sao Jorge, el barrio de Alfama, la Plaza del Comercio, la Torre de Belem y su catedral, entre otros. Teniendo sólo un día para visitar la ciudad, la mejor forma de hacerlo es a través del famoso tranvía 28, que te dará un paseo por todo el centro y te evitará subir las numerosas colinas de la ciudad. Además, al final de su recorrido encuentraremos una pastelería premiada por tener los mejores pasteles de nata y es toda una ventaja para todos aquellos que no tienen tiempo de hacer alguna de las colas para conseguir los famosos pasteles de Belem. Tengo que decir que no sé cómo están los pasteles de Belem, pero de los de Lisboa tan sólo una cosa y es que no dijimos si nos gustaban o no, sino que repetimos directamente.
El Algarve se puede visitar el cabo de San Vicente por el camino y luego visitar algunas playas para pasear si es invierno, pero si es verano os recomiendo ir a alguna de sus playas como Praia da Rocha, Praia de Carvoeiro o la Praia de Dona Ana para bañarte, tomar el sol y volver a casa al menos con energías renovadas. Aun así, tengo que reconocer que en mi caso no pude evitar curiosear cada uno de sus rincones, cuevas y túneles varios. Fue todo un placer aventurarme por ellos.
Tras 6 días de viaje gastando energía a más no poder, el último día de nuestra ruta se dedica a descansar en las famosas playas del Algarve.
Siete días en coche de alquiler por Portugal
Quien vaya a viajar a Portugal ha de tener en cuenta dos cosas en el momento de preparar la maleta. La primera es que ha de llevar el mismo tipo de ropa que utilice en España, ya sea verano o invierno. Esto es así, excepto si va a las islas donde seguramente necesitará ropa más veraniega y un buen chubasquero. La segunda es que ha de preveer que fácilmente regresará a casa más cargado de lo que marchó, por lo cual es interesante llevar alguna bolsa/maleta vacía.
En las tiendas portuguesas hay muchas tentaciones. El país vecino produce una muy variada y atractiva artesanía. Destaca su cestería, cerámica, bordados (sobretodo manteles), alfombras, cobre, latón, hierro forjado, madera y cuero. Además no podemos regresar de Portugal sin una botella de Oporto en la maleta.
Ya hemos dicho que la artesanía portuguesa es una auténtica tentación para el viajero. Cada región y hasta cada pueblo y ciudad tiene sus productos típicos, entre los que también hay que destacar los productos alimentarios como los pasteles de nata que, con variantes, hallaremos en todo el país.
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