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Torre de Belém o torre de Belén, en Lisboa

Lisboa posee un encanto especial, un lugar que desprende ambiente bohemio por todos sus poros y que no deja indiferente a nadie. Una ciudad que invita a explorar, a sentir y a dejarnos cautivar por sus encantos. Perfecta para pasar un par de días mínimo y volver, o dedicarle una semana y explorar cada rincón.

Algunos de los lugares más emblemáticos y con más encanto de la ciudad

Cerca de la Praza do Comercio se encuentra el barrio de Alfama, uno de los más bonitos de la ciudad. Este barrio representa a Lisboa al 100%, quizás un poco enrevesado para recorrerlo sin perderse, pero con un encanto propio y difícil de definir, así que tampoco importa mucho si te pierdes un poco. A través de sus calles podrás llegar al mirador de la ciudad, el Castelo de San Jorge, una edificación de origen defensivo en la que podrás disfrutar de una vista inigualable de toda la ciudad y de las localidades cercanas, Almada y Montijo.

La Praza da Filgueira y la Praza do Rossio son dos maravillosos emplazamientos abiertos con multitud de terrazas pobladas de turistas. Cerca de la Praza do Rossio se puede acceder a la avenida de Liberdade, un lugar ideal para realizar compras ya que es la calle más comercial de Lisboa, allí se ubican las tiendas de primeras marcas, multitud de hoteles y sedes de aerolíneas. De todos los hoteles que Expedia ofrece en Lisboa, en esta avenida se encuentra una de las opciones más económicas en términos calidad-precio, se trata del NH Liberdade. En Lisboa los hoteles son muy similares en calidad a los de España. Si buscas alojamiento de categoría superior y vas de viaje de negocios el Sheraton Lisboa no defrauda con sus diseños vanguardistas, si vas de viaje de placer el Hotel Lapa Palace o el Hotel Bairro Alto pueden ser buenas opciones.

Si el hambre aprieta sin duda hay que ir hacia el Bairro Alto, situado en la parte alta de la ciudad. Para llegar hasta allí es recomendable hacerlo mediante el teleférico desde la avenida da Liberdade y que llega hasta el núcleo del barrio más bohemio de la ciudad. Allí se encuentran multitud de pequeños bares y restaurantes en los que recuperar fuerzas. Seguidamente, descendiendo hacia el río, uno se puede relajar en los muchos cafés de la zona y llegar con ánimos hacia la desembocadura del río, en Cas de Sodré.