Todavía no es primavera en Argentina, pero sí lo será en octubre. Y precisamente por ello cuando allí es primavera, verano u otoño, es el mejor momento para ir a conocerla. Pero vayamos por partes. Argentina tiene cerca de 2.800.000 kilómetros cuadrados. Casi seis veces más que España. Además tiene casi 5.000 kilómetros de costa. O sea que decir “vamos a conocer Argentina” es ser muy ambicioso. Argentina hay que conocerla por partes.
Argentina es la Patagonia con sus glaciares, montañas y lagos, pero también la pampa, las cataratas del Iguazú, Buenos Aires, el tango, el mate o los asados. Para entendernos, su territorio incluye una gran diversidad climática, varias zonas geoastronómicas, y unas altitudes que van desde el nivel del mar a los 7.000 metros. En Argentina hay extensos desiertos y altas cimas, climas subtropicales y tropicales en el norte, y fríos extremos y grandes nevadas en las cordilleras y en el sur. O sea que si queremos viajar a Argentina, mejor evitar "su" invierno.
María Arrés
Tras un viaje por carretera hacia el Calafate, por fin llega el día más esperado, al menos por mí. El día se levanta despejado aunque algo ventoso. Sólo salir del hotel veo una bandada de pájaros volando que me producen buenas vibraciones. El bus nos acerca hasta la Península de Magallanes bordeando el Lago Argentino. Desde donde nos deja iniciamos una corta caminata siguiendo a nuestro guía. Nos conduce hasta un punto en el que estamos solos y desde el que vemos el Canal de los Témpanos con una perspectiva insólita. Al fondo se oye el crujir del hielo. Mi cara está fría por el ligero viento que baja de la montaña, pero siento que mi corazón arde de emoción. Estoy ante el Perito Moreno. La lengua de hielo que baja del Cerro Pietrobelli desde hace millones de años me hace sentir pequeña, insignificante. No soy capaz ni de levantar la cámara para hacer una fotografía. Quiero disfrutar de cada momento que estoy aquí para poderlo soñar el resto de mi vida. Acabamos la visita a bordo de una embarcación que nos acerca hasta las placas de hielo que están a punto de romperse y caer al agua, pero estamos tan cerca que no vemos el glaciar. La imagen desde el mirador es lo que he fijado en mi retina, con la banda sonora que produce el propio glaciar.
Hemos realizado una búsqueda por los catálogos de las agencias de viajes y hemos seleccionado diez viajes a Argentina.
Singles. Ruta por la Patagonia. 15 días. Grupo min / máx: 2 / 9. Salida: 11 de octubre del 2019. Precio: 4.300 € + 490 € tasas.
Viaje en grupo reducido en una salida especial para gente que viaja sola o con un amigo o amiga, para compartir la experiencia del viaje por la Patagonia Argentina. La ruta empieza en la capital argentina, la colorida Buenos Aires, donde conoceremos sus lugares más emblemáticos como la plaza de Mayo, el barrio de La Boca o el barrio de san Telmo. Tomaremos un vuelo hasta la zona de la costa y visitar la Península Valdés para realizar una navegación para ver la gran ballena franca y la pingüinera de El Pedral. Desde aquí pondremos rumbo sur para descubrir Ushuaia y el Parque Nacional Tierra del Fuego. También realizaremos una Navegación por el Canal de Beagle hacia la Isla de los Lobos y el Faro Les Eclareirs, conocido como el faro del Fin del Mundo (ver más).
Patagonia. Primavera en el hemisferio sur. 25 días. Grupo min / max: 8 / 16 + guía. Salidas: 1 y 6 de noviembre del 2019; 2 de marzo del 2020 (suplemento 200 €). Precio: 4.860 € + tasas aéreas.
Llega la primavera austral y es el momento adecuado para acercarse al gran mito del fin del mundo: la Patagonia. Esta es una ruta difícilmente igualable, en cuanto a duración, contenido y belleza, donde nos encontraremos con montañas, glaciares, bosques, ríos, volcanes e islas, todo rebosante de una variadísima fauna. En esta época, recién pasado el duro invierno austral, se nos presenta la posibilidad de recorrer sus senderos boscosos, disfrutar de las arenas de sus islas o admirar las más esbeltas y bellas montañas: las Torres del Paine y el macizo del Fitz Roy, orgullosas agujas de granito rodeadas de glaciares. Igual de emocionante es acercarse al confín de la tierra, a Tierra de Fuego, para navegar el canal Beagle y tener la sensación de estar verdaderamente en el fin del mundo (ver más).
Trekking Patagonia. Chalten, Torres del Paine y Tierra de Fuego. 15 días. Salidas, 19 de octubre, 2. 9 y 30 de noviembre, 14 de diciembre del 2019; 4, 11 y 25 de enero, 1, 15 y 22 de febrero, 14 y 28 de marzo, y 4 de abril del 2020. A partir de 2.680 €.
La combinación de trayectos en bus, barcos y caminatas, nos permitirá llegar a los lugares más inaccesibles de los parques nacionales de la Patagonia argentina y chilena: El Chalten, Torres del Paine y Tierra del Fuego. Nos alojaremos en hostels y campamentos estables acondicionados, con un confort razonable. La ruta es accesible para cualquier persona acostumbrada a caminar por la montaña y con una buena preparación física. Un buen equilibrio entre el “outdoor”, el confort y el disfrute de las áreas naturales (ver más).
Descubre Argentina. 14 días. Salidas diarias. Desde 2.142 € + 520 € tasas.
Viajar a Argentina es una aventura llena de posibilidades, desde una clase de tango o un concierto de rock en Buenos Aires, hasta el avistamiento de leones y elefantes marinos, ballenas y pingüinos en Península Valdés. Te esperan las Cataratas en Iguazú y el Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, el cruce de lagos Andinos en Bariloche. Para sibaritas, Cafayate o Mendoza con su vendimia te ofrecen cata de vinos en sus bodegas. El minitrekking sobre el glaciar en El Calafate, o visitar Ushuaia la ciudad más austral del mundo, pueden ser tu próxima experiencia (ver más).
Gran ruta Transamericana: Argentina, Chile, Bolivia y Brasil. 24 días. Salida: 18 de octubre del 2019. Transporte: microbús. Desde 2.710 € (12/16 pasaj) + aproximadamente 550 € tasas.
Un overland inédito del que no volveremos siendo los mismos. De Buenos Aires volaremos a Salta, la ciudad más colonial de Argentina, desde donde comenzaremos un impresionante recorrido entre valles y quebradas repletos de cactus milenarios que nos conducirán a los paisajes lunares del norte de Chile. Allí nos espera el gran desierto de Atacama, los géiseres del Tatío y los inolvidables atardeceres del valle de la Luna. En Bolivia atravesamos el Salar de Uyuni y tan sólo la Isla de Incahuasi interrumpe el universo blanco que quedará grabado en nuestras retinas para siempre (ver más).
Patagonia. Hacia el faro del fin del mundo. 21 días. Grupo 10/20. Salida: 16 de noviembre del 2019 . Desde 3.623 €.
Pocos lugares en el mundo evocan tanto la sensación de lejanía como la Patagonia, que abarca territorio chileno y argentino. Ya debió de pensarlo Magallanes, allá por el año 1520, al llegar a este inhóspito lugar y contactar con sus habitantes, a los que él mismo denominó “patagones”. Pero es toda una sorpresa comprobar que aparte de inmensos horizontes sin fin, existen espectaculares lugares a recorrer rodeados de naturaleza en estado puro. Empezaremos nuestra aventura en Península Valdés, donde disfrutaremos de sus diversas colonias de mamíferos marinos y continuaremos con la evocadora bahía de la mítica Ushuaia, la metrópolis más al sur del mundo (ver más).
Glaciares de Patagonia en grupo. 21 días. Salidas: 4 de noviembre del 2019; 12 de abril del 2020. Desde 1.990 €.
Desde la mítica Tierra de Fuego en el fin del mundo a través de la inhóspita ruta 40 en la Patagonia, nos permitirá sentir la verdadera esencia de uno de los lugares más fantásticos del planeta. Un entorno idílico argentino, que nos dará la oportunidad de disfrutar de unas puestas de sol maravillosas formando parte de una postal conmovedora, con los Andes como telón de fondo. Combinaremos caminatas por paisajes asombrosos y recorridos por glaciares milenarios, bosques impresionantes con la oferta cultural de Buenos Aires (ver más).
Viaje a Argentina Norte. 10 días. Salidas: consultar. Desde 1.030 € + vuelos internacionales.
El norte de Argentina nos sorprenderá por la variedad de su paisaje. Allí podremos encontrar bosques subtropicales, salinas, desierto y la Puna, todo bajo la atenta mirada de La Cordillera. Empezando el viaje desde la ciudad de Salta, seguiremos una ruta en círculo hacia el sur de la provincia que nos llevará hasta el lugar donde nacen los Valles Calchaquíes. Seguiremos con dirección norte hacia el pueblo de Cachi, ubicado a los pies del nevado del mismo nombre. Pasaremos por el P.N. de Los Cardones para regresar a la hermosa ciudad de Salta (ver más).
Desde la Patagonia hasta Iguazú. 24 días. Del 22 de noviembre al 15 de diciembre del 2019. Grupo: De 5 a 11 personas. Desde 2.790 € + 1.900 de presupuesto.
Viaje por Argentina desde los canales fueguinos de Ushuaia al altiplano en Humahuaca pasando por las cataratas del Iguazú, la pampa, las montañas y lagos de Bariloche, el gran zoo marino de Península Valdes, la gran nevera que es el glaciar Perito Moreno y mil lugares más por descubrir. Viajar a Argentina implica tanto un viaje de aventura por ventisqueros australes y trekking de media montaña con un viaje de absoluto placer por una gran ciudad como Buenos Aires o deleites gastronómicos en cada comida (ver más).
Patagonia al completo. 18 días. Salidas: consultar. Desde 3.870 €.
En este programa, se incluyen los mejores lugares de la Patagonia argentina y chilena, comenzando en El Calafate, la puerta de entrada al majestuoso mundo de los glaciares, donde nos acercamos al Perito Moreno. Después cambiamos a los paisajes andinos en los macizos del Fitz Roy, Cerro Torre en Argentina y Torres del Paine en Chile. Desde Punta Arenas, cruzamos el estrecho de Magallanes y llegamos a Tierra de Fuego, donde se encuentra el Canal de Beagle. Desde el sur, volamos en dirección norte, para disfrutar de la extraordinaria fauna de Península Valdés. Finalizamos en Buenos Aires, una amistosa y agradable ciudad (ver más).
El primer paso siempre es el más difícil de dar, sobre todo cuando se trata de un viaje de miles de kilómetros. Sin embargo, todo comienza en ese momento. El momento en el que te ronda la cabeza esa loca idea de poner rumbo a la otra punta del mundo. El momento en el que, entre cervezas, le comentas a algún amigo tu deseo de viajar a Argentina, a pesar de saber que va a mirarte con cierta incredulidad y va a querer ponerte los pies en la tierra. El momento en el que, sin saber bien por qué, empiezas a buscar en internet. El momento en el que decides que empiezas a ahorrar, porque no puedes quitarte esa idea de la cabeza. El momento en el que, por fin, decides dejar volar tu imaginación. Argentina quiere conquistarme.
Texto: Judit Vela
Imágenes: Aucan Traveling Experiences y Pixabay
De repente te encuentras en un aeropuerto rodeado de extraños que vuelan a sitios seguramente más baratos, menos peligrosos y más cercanos que el tuyo. Despidiéndote de la familia. Sorprendiéndote a ti mismo por tus ganas incontrolables de abrazar y besuquear a los tuyos. Tú, tan frío y distante durante los 300 y muchos días del año restantes. ¿Miedo? No, no es lo tuyo. Bueno, quizás un poco. Miedo y esa maldita pregunta que emerge de tu subconsciente: ¿Qué puede aportarte este viaje? ¿por qué no te has quedado en casa? Con lo a gusto que se está. Y es precisamente ahí cuando te das cuenta de que tu zona de confort ha quedado atrás para dar paso a ese gran viaje hacia tí mismo. Y hacia Argentina, la tierra del fuego y el hielo. De los seis continentes. El centro de la tierra, para tí, durante estos días.
La niña bonita de Sudamérica
Lo de menos, el jet lag. Lo de más, esa ilusión inminente al aterrizar. Datos que con el paso del tiempo se borrarán de mi recuerdo bailan en mi mente al mismo son que el leve mareo que siento al bajar del avión. Acabo de pisar el octavo país en el mundo y segundo de Sudamérica por extensión. Más de 41 millones de personas. 23 provincias y… Buenos Aires, ciudad autónoma y capital. La preferida, la niña bonita de esta parte del mundo, la reina del Río de la Plata. Al salir del aeropuerto no sé si estoy en Buenos Aires, en Madrid o en París. Me rodean edificios, avenidas, plazas y monumentos que me resultan familiares. Europeos. Con esa mezcla entre lo clásico y lo moderno que caracteriza a las grandes metrópolis. Sin embargo, no hace falta andar ni buscar mucho para comprender por qué esta ciudad tiene esa fama de carismática: es su atmósfera, nostálgica y bohemia, vivaz y frenética.
El aroma a brasas y las chimeneas humeantes saliendo de las parrillas me abren el apetito mientras observo, boquiabierta y con la piel de gallina, a una pareja bailando tango estratégicamente colocada en una esquina de la calle para atraer a turistas. Sin saberlo, ellos también alimentan mis ganas de aprender a moverme así, con tal desgarro, pasión y elegancia. Como el tango, Buenos Aires me hipnotiza a cada paso que doy. Buenos Aires y… quizás, un poco, el fernet –bebida originalmente europea que ha pasado a formar parte de la identidad cultural argentina-. No obstante, al igual que en España no es todo paella y flamenco, en Argentina no es todo asado y tango. Lo verdaderamente real y auténtico es todo aquello con lo que voy topando de forma inesperada. Los variados colores de las casas del barrio de la Boca suavizados por la luz del atardecer, el gigante obelisco alzándose ante mí en una de las avenidas más anchas del mundo, las antigüedades del mercadillo en San Telmo pidiéndome a gritos que las lleve conmigo a casa. Y, por fin, la noche. A pesar del cansancio, la vida nocturna argentina está esperándome. Cada uno de los bares y garitos de la ciudad transforman, al caer el sol, a la niña bonita de Argentina en una joven alocada y gamberra. Y lo mismo pretenden hacer conmigo.
Donde nace el arcoiris
El guía nos avisa: chubasquero puesto si queremos admirar más secos que mojados una de las siete maravillas naturales del mundo: las Cataratas de Iguazú. Una maravilla que, además, actúa como límite natural entre Argentina y Brasil. Una vez allí, consigo entender por qué lo que tengo ante mí está considerado como una de las joyas más preciadas de la Tierra. Me siento minúscula e insignificante ante la enorme masa de agua, espuma y vapor. El sonido es atronador. Nos explican que puede oírse en 15 kilómetros a la redonda. Por ello las cataratas más bellas del mundo hay que verlas y oírlas, solo así pueden sentirse de verdad. Sin embargo es justo en ese pequeño instante en el que la luz atraviesa las miles de gotas de agua cuando se crea la verdadera magia: en Iguazú nace el arcoíris, que parece querer indicarnos el camino más directo al cielo.
Situadas en el Parque Nacional Iguazú, las poderosas cataratas han hecho que olvidemos el cansancio de la travesía. El olor a tierra mojada y hierba fresca, el aleteo de las aves tropicales vestidas de colores brillantes y el paisaje que nos ofrece el tren abierto mientras llegamos desde el lado brasileño de las cataratas hasta el lado argentino, son las sensaciones que nos recuerdan una vez más por qué ha valido la pena emprender este viaje.
Entre aviones y autobuses nos desplazamos de una parte a otra de este inmenso país. A un ritmo mucho más tranquilo que Buenos Aires se mueve la provincia de Salta, apodada “la linda”. Fronteriza con Bolivia, de clima soleado, palmeras infinitas que sobrepasan los tejados y una catedral que quita el aliento. Lugar de folclore y talento, en ella –nos explican– podemos incluso llegar a padecer el “mal de altura” a distancia, al observar los picos de 5.000 metros que asoman desde los Andes. Extrañados al percibir que las gentes del lugar tienen las bocas inflamadas, llegamos a descubrir que, para paliar el mal de altura, tienen la costumbre de mascar hoja de coca, haciendo con ella una especie de bola. Una tradición heredada de los indígenas que habitaban la zona antes de que llegaran los españoles. Nosotros hemos llegado hasta aquí después de todo un día de aventura: bordeando la ruta del famoso Tren de las Nubes, pasando por ruinas preincaicas, llegando al corazón del altiplano la Puna, transitando parte del recorrido de la mítica Ruta 40, visitando las Salinas Grandes y, finalmente, descendiendo por la gran cuesta de Lipán hasta la ciudad de Salta. Todo ello con gasolina de repuesto encima, ante la posibilidad de no cruzarnos con un alma en kilómetros de recorrido por las carreteras y llanuras.
El silencio del hielo
Mientras estemos en este país, el espectáculo nunca se acaba. Los tonos de la montaña de Purmamarca cambian según transcurre el día, y hacen que sigamos disfrutando de las obras de arte que la naturaleza argentina nos ofrece. Pero, sin duda, lo mejor está por llegar. Ya en el sur del país, nos dirigimos al Parque Nacional Los Glaciares, a 80 km de la ciudad de El Calafete, que nos espera impasible e imponente. El árido paisaje estepario de la Patagonia Argentina se encuentra con el inmenso océano. Y… ¿cómo decirlo? No hay palabras para describir la sensación de estar ante un glaciar tan majestuoso e inabarcable, un bloque de hielo tan impresionante que nos eriza la piel a todos y a cada uno de los que estamos allí delante. Somos miles los viajeros que lo visitan a diario. Y aun así, solo se escucha un silencio sepulcral. Solo estamos el glaciar y yo, y ese silencio… que se interrumpe cuando el hielo anuncia, rugiendo desde su interior, que se producirá un desprendimiento en ese momento. Nunca habría llegado a imaginar que me emocionaría y conmovería tanto observando agua solidificada, pero todos coincidimos: estos glaciares son una maravilla ante los ojos de todo aquel viajero que los visite. Nos explican que se trata, además, de una de las reservas de agua potable más importantes del mundo después de los Polos.
Tengo la indescriptible sensación de haber visto más en estos días recorriendo Argentina que en toda mi vida. Ciudades, montañas, viñedos, selvas, cataratas, glaciares… de norte a sur, este país tiene el poder de hacer que el viajero quede perplejo a cada segundo. Ahora entendemos por qué dicen que el ego es el argentino que todos llevamos dentro, pues hemos sabido de primera mano cómo es esa personalidad de sus gentes, tan criticada por unos y alabada por otros, de tangos sentimentales y amores de todo o nada. Canallas y narcisistas pero de un corazón tan grande como su país. Aunque hemos conocido formas de vida muy diferentes de un lugar a otro mientras saboreábamos la travesía, una cosa nos ha quedado clara: todos están orgullosos y presumen -con razón- de su querida Argentina . Los guías locales en cada destino han sido capaces de transmitirnos todo su conocimiento, y es que ellos, mejor que nadie, conocen los usos y costumbres del lugar. Pero, sobre todo, han sabido compartir su sentimiento como viajeros del alma, aventureros y descubridores. Ya habiendo crecido como seres humanos después de un viaje así, solo nos queda darle la razón a aquél filósofo chino llamado Lao-tsé cuando decía que “un viaje de mil millas… comienza con el primer paso”.
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Reportaje realizado a partir de conversaciones con la viajera Roxana Martínez Ucha y con Jorge Prestamo, guía de viajes en Aucan Traveling Experiences.
Canción: Otra luna - Carlos Libedinsky