La mayoría de los viajeros que llegan a la isla de Creta (Grecia) lo hacen principalmente para visitar el Palacio de Cnossos y el mítico Laberinto del Minotauro. Cuando vayamos a viajar a esta isla del mar Egeo es conveniente pues adentrarnos un poco en la mitología griega y conocer la historia de Teseo y su viaje a Creta.

En aquellos remotos tiempos en los que su rey, Minos (hijo de Zeus), dominaba con su flota las islas y costas del Egeo imponiendo tributos; en los que un ser monstruoso mitad hombre mitad toro (Minotauro) era ocultado y recluido en el Laberinto del Palacio de Cnossos por el propio rey, hay que ubicar a Teseo y Ariadna.

La mitología cuenta que Atenas estaba obligada a enviar anualmente a Creta siete jóvenes y siete doncellas como ofrenda al Minotauro, al que servirían de alimento. Egeo, su rey, año tras año cumplía este humillante tributo, hasta que un buen día su hijo, Teseo, un apuesto joven famoso por su valor y arrojo, se propuso dar muerte al Minotauro y liberar a su pueblo. Y así fue como Teseo embarcó rumbo a Creta formando parte del grupo de jóvenes atenienses que habrían de ser devorados por aquel monstruoso ser. Su padre le pidió que terminada la misión izara a su regreso velas blancas en señal de triunfo.

Cuando el barco ateniense llegó a puerto y mientras desembarcaba la "mercancía", una joven princesa, Ariadna, quedó deslumbrada al ver al príncipe Teseo, cuya fama y valor habían llegado a sus oídos. El amor entre ellos fue instantáneo. Ariadna, conocedora del propósito de la presencia de Teseo y del fatídico fin que le aguardaba, se propuso salvarle. No se sabe bien cómo pero Ariadna conocía las intenciones de su amado, y antes de que fuera introducido en el Laberinto, le entregó una espada y un ovillo de hilos de oro cuyo extremo debería atar a la entrada del mismo.

Teseo tras una feroz lucha dio muerte al Minotauro y consiguió salir del Laberinto sin problemas. Huyó de Creta embarcando rumbo a Atenas en compañía de Ariadna, a la que había prometido matrimonio, y de Fedra, su hermana. Una terrible tormenta les obligó a desembarcar en la isla de Naxos. Y no se sabe bien porqué, unos dicen que Ariadna se quedó dormida en la playa, otros que Teseo se sintió fuertemente atraído por Fedra, el caso es que Ariadna se quedó en Noxos, y Teseo y Fedra continuaron rumbo a Atenas. ¡"Menudo pájaro"!.

Con tanto ajetreo Teseo olvidó la promesa hecha a su padre, izar velas blancas en señal de triunfo, y el rey Egeo al ver regresar la flota con velas de otro color creyó que su amado hijo había muerto y se arrojó al mar que, desde entonces, lleva el nombre de "Mar Egeo". La leyenda del amor entre Teseo y Fedra también terminará muy muy mal.

Los siglos pasaron y aquellos tiempos de la pujante civilización cretense quedaron sumidos en el olvido, tan sólo la mitología griega mantuvo viva su existencia.

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