Bahia PrincipeBahia Principe Hotels & Resorts. Esta cadena tiene alojamientos de lujo junto al mar en algunas de las zonas más bellas de la República Dominicana, México y Jamaica, así como de la costa de Tenerife y de Mallorca. Sus 27 establecimientos suman más de 14.000 habitaciones y se agrupan en cuatro categorías: Bahia Principe Sunlight, Bahia Principe Grand Bahia, Bahia Principe Luxury y Bahia Principe Fantasia. Cada una de estas categorías está pensada para distintos tipos de clientes con lo que se aseguran que cualquiera pueda elegir las vacaciones a su medida.

Vista aérea del  Riviera Maya Golf Club

Bahia Principe Hotels & Resorts es la cadena hotelera de Grupo Piñero, un grupo familiar español que dispone de una amplia gama de oferta vacacional, incluido un touroperador como Soltour. La cadena dispone en el Caribe de un establecimiento específicamente pensado para alojar amantes del golf, el Riviera Maya Golf Club. Los huéspedes pueden disfrutar de un campo de golf de 27 hoyos rodeado por la selva maya, lagos naturales y cenotes, un desafío único en México.

Las familias tienen a su disposición dos establecimientos en el que los niños no podrán aburrirse ni un solo instante, el Bahia Principe Grand Turquesa y el Bahia Principe Grand Coba. Ambos establecimientos cuentan con habitaciones familiares perfectas para que los niños se sientan independientes y cuentan, incluso, con servicio de canguro además de muchos otros servicios pensados para las familias..

Comentario realizado el 28 de febrero del 2020

logo_greciavacacionesGrecia Vacaciones Grecia Cultura y Vacaciones es, desde hace años, una agencia especializada en viajes culturales y vacacionales a un único destino: Grecia. En su página, sencilla pero muy clara, hay ofertas para todos los rincones del país helénico. El contacto para reservar se realiza mediante un formulario.

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Comentario realizado el 14 de mayo del 2019

Grecotour Agencia de viajes especializada en Grecia. Dispone de una abundante oferta en estancias, rutas, combinados, cruceros en velero, propuestas para estudiantes y mucho más. También ofrece viajes a Turquía y Chipre.

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Comentario realizado el 14 de mayo del 2019

Una fresca mañana de abril el pueblo amanece con el mar embravecido. Cuatro valientes hacen frente a las crispadas olas subidos en sus tablas de surf. En la playa, el viento levanta la fina arena empujándola con fuerza contra las pocas personas que a esa hora pasean sus perros. El invierno da sus últimos coletazos y el pueblo empieza su despertar tras su larga hibernación.

De buena mañana los escasos vecinos que habitan el pueblo durante el periodo hibernal se desperezan y se disponen a poner a punto sus comercios que llevan cerrados o, cuanto menos aletargados por falta de clientes, desde finales de septiembre del año anterior cuando los últimos turistas rezagados regresaron a sus lugares de origen.

Playa Segur de Calafell
Dos personas pasean sus perros un día de abril por la vacía playa de Segur de Calafell (foto: Josep Maria Serra)

En pocas semanas el sol y el calor se va a adueñar del día a día y con ellos volverán la riadas de turistas en calzón corto y chanclas, en su gran mayoría ávidos de playa, paella y sangría.

Un grupo de jubilados juegan a la petanca en la arena ajenos al palpitar del pueblo. Los servicios municipales se aprestan a dejar las duchas, las papeleras, los puestos de vigilancia y la arena a punto de revista. A finales de mayo principios de junio se dará el tiro de salida de cuatro meses en los que el pueblo volverá a latir con fuerza antes de que, un año más, su tono vital vuelva a reducirse al mínimo con la llegada del otoño.

Serán cuatro meses en los que las entidades de ahorro locales deberán acumular capital para la subsistencia de los ocho meses restantes. Las calzadas, las aceras, los edificios construidos para ser habitados tan solo cuatro meses al año a lo sumo, han de ser restaurados tras ocho meses de inactividad. Meses en los que nadie los ha usado y en los que la climatología adversa les puede haber pasado factura.

Cuatro meses en los que los hoteles, cerrados a cal y canto en su mayoría, volverán a vivir la vorágine de los desayunos, comidas y cenas, entradas y salidas de clientes, personal que hay que contratar como cada año y que a finales de septiembre va a ser despedido, como cada año.

Pueblos situados en la costa y bendecidos con su vecindad con el mar, sufren el martirio de tener que nacer y morir cada año. En mayor o menor medida pueblos como Tossa, Calella, Calafell, Salou, Peñíscola, Oropesa, Gandía, Benidorm, Fuengirola o Zarauz, despiertan estos días de su hibernación para acumular energía con la que sobrevivir los meses de frío, mal tiempo y poco sol.