Tokio, la capital de Japón, es grande. Muy grande. Tiene unos 14 millones de habitantes, aunque si le sumamos los de su área metropolitana supera los 35 millones y medio. En Tokio encontramos desde el Japón más tradicional reflejado en sus numerosos templos y parques, con el Japón más futurista que vemos con solo contemplar su skyline. Viajar a Tokio es viajar a una ciudad que condensa el espíritu del Japón.
En Tokio hay tanto por ver y tanto por hacer que, aunque no vayamos a ningún otro lugar del país, ya vale la pena el viaje. Sin embargo es tanta la magnitud de lo que nos espera que es muy importante informarse muy bien antes de emprender el viaje. Un buen lugar para hacerlo es la guía turística vivetokio donde podemos encontrar abundante y muy bien ordenada información sobre la ciudad.
Un buen consejo cuando llegamos a la capital nipona es empezar subiendo al mirador del Gobierno Metropolitano de Tokio (ayuntamiento). Menos conocido que la Torre Tokio o la Tokio Skytree en sus torres gemelas hay un mirador situado a 202 metros de altura que ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad. Y gratis. Un buen momento para subir es el atardecer si el día es claro. Desde esta altura nos podemos hacer una buena idea de donde hemos llegado.
Pocos visitantes de Tokio se resisten a acercarse al barrio de Shibuya, uno de los barrios más famosos de la ciudad e indudablemente uno de los lugares mas icónicos de Japón. ¡Quién no conoce el famoso paso de peatones de Shibuya que miles de personas cruzan a diario!. Para tener las mejores vistas del cruce de Shibuya lo mejor es subir al Starbucks café que hay justo en esa plaza. No es necesario consumir nada para poder estar dentro por lo que puedes observar el espectáculo totalmente gratis. Aparte del cruce, en este barrio encontraremos el gran centro comercial Shibuya 109, conocido como La Meca de la moda en Japón, la tienda Disney o la de Nintendo, el centro Mandarake. Todo el barrio es un lugar de locura para los fans de los mangas y los videojuegos.
Aunque parezca mentira, en Tokio podemos encontrar maravillosos remansos de paz, en los que nos parecerá imposible que estemos en una ciudad de 14 millones de habitantes, como el Hama-Rikyu o el Parque Yoyogi. El parque Yoyogi es uno de los mayores y más populares de Tokio y se encuentra en el distrito de Shibuya, muy cerca de la estación de Harajuku y del santuario Meiji. El Parque Yoyogi tiene dos secciones: la más cercana al santuario Meiji llena de árboles y bosque; y otra más adecuada para actividades al aire libre con explanadas abiertas, estanques y zonas ajardinadas. Los domingos es fácil ver aquí “rockabillys” animando el parque con bailes y música.
Otro parque que no podemos dejar de visitar es el Ueno, sobretodo si viajamos en febrero o marzo cuando florecen los cerezos y ofrecen el espectáculo floral de la Sakura. En este parque podemos visitar los templos Benten-do y Kannon-do, el Santuario y la Estatua de Saigo Takamori, político y samurai japonés que vivió durante el periodo Edo y la era Meiji, está considerado el último samurai verdadero e inspiró el protagonista de la película "El último samurai"..
Otro de los grandes parques es el parque nacional de Shinjuku, aunque la visita es de pago. Esto a primera vista parece inaudito pero a medida que visitas el parque te das cuenta de que es necesario un gran mantenimiento y un gran coste para tenerlo así de bonito. Merece mucho la pena pagar por entrar, algo por otra parte habitual en muchos parques de la ciudad. Además tiene una zona de jardín Botánico.
Al igual que los citados parques y otros muchos que jalonan la ciudad, Tokio está salpicado por antiguos templos como el Santuario Meiji o el reconstruido templo Zozoji, uno de los más famosos para los turistas porque combina tradición y modernidad al estar justo al lado de la Torre de Tokio, y que del original tan solo conserva su puerta de entrada, la Sangedatsumon, una puerta roja enorme de 1622 y que actualmente es patrimonio protegido de Japón. No podemos dejar de visitar el templo budista de Senso-Ji, el más antiguo de Tokio. Está dedicado a Kannon, la diosa de la misericordia.
Uno de los grandes atractivos de Japón es su comida y en Tokio se puede comer mucha y de calidad. Por ello en nuestro viaje a Tokio podemos visitar el mercado de Ameyoko. A diferencia de Ginza esta es una calle comercial mucho más antigua y tradicional y sobretodo dedicada a la alimentación y la venta de prendas pero en un plano mucho menos lujoso. En este barrio descubriremos la verdadera esencia de un ciudadano de Tokio porque el barrio no está pensado para los turistas, aunque estos abundan.
Cada uno de los barrios de Tokio tiene sus características especiales por lo que es importante in formarse sobre qué intereses podemos tener en cada uno de ellos.
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