Como muchas otras ciudades polacas, Wroclaw (Vratislavia) fue arrasada al final de la Segunda Guerra Mundial. La inútil resistencia de los alemanes provocó que las tropas rusas se esforzaran en su conquista, lo que como es obvio, significó una gran destrucción de la ciudad. Reconstruida como tantas otras ciudades del país hoy se muestra orgullosa de su pasado y sonríe al presente con una invasión de pequeños gnomos de bronce (‘krasnale’, en polaco) que se han convertido en un divertido, original y entrañable atractivo turístico.
Texto y fotos: Josep Maria Serra
Ni la catedral, ni un castillo ni un monumento, sino que una de las principales atracciones turísticas de Wroclaw son unas figuritas de bronce repartidas por todo el centro de la ciudad. Estas figuritas son gnomos y hay más de 200 perfectamente catalogados. En la Oficina de Turismo venden mapas con su ubicación que pronto caducan puesto que cada semana aparecen un par de nuevas figuritas.
Aunque pueda parecer un truco para atraer turistas, el hecho es que los gnomos forman parte del folklore polaco desde tiempos inmemoriales, aunque su aparición en la ciudad tiene mucho que ver con los movimientos políticos de los años 80 cuando Polonia vivía aún bajo la dictadura comunista. En aquellos tiempos nació un movimiento político llamado Alternativa Naranja que, para sus protestas, usaba el absurdo y el sin sentido de forma pacífica y subversiva. Liderado por Waldemar 'Major' Fydrych , un estudiante de historia del arte en la universidad de Wroclaw, este grupo ridiculizaba especialmente los intentos de censurar el espacio público. De este modo, caad vez que los activistas de Alternativa Naranja, veían que un graffitti antisistema era censurado se apresuraban a pintar encima un gnomo. A medida que el movimiento ganó popularidad, los gnomos se convirtieron en algo vinculado directamente con la Alternativa Naranja y Wroclaw, a pesar de que pronto comenzaron a aparecer en otras grandes ciudades polacas.
Hace unos años, cuando las autoridades de Wroclaw buscaban un símbolo para la ciudad, del mismo modo que Varsovia tiene la sirenita o Cracovia el dragón, alguien pensó que un gnomo podía ser una magnífica opción. Una vez aprobada la elección se encargó una escultura de un gnomo que fue instalada en en el centro de la ciudad. Los vecinos acogieron con tanto entusiasmo esta simpática figura que pronto empezaron a encargar figuritas y a colocarlas frentes los establecimientos, iglesias y hasta ventanas. El resultado es que ahora hay más de 200 gnomos y cada semana aparecen un par más.
Lo que empezó como una protesta política se ha acabado convirtiendo en una simpática y muy popular atracción turística.
Como dicen los vecinos de Wroclaw, “nosotros no buscamos Pokemons, nosotros buscamos gnomos”.
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