Irán enamora, y sus gentes más

A pesar de las convulsiones que rodean Irán desde hace décadas, el país es un destino turístico de primer orden. Grandes palacios, enormes y bien conservados yacimientos arqueológicos, ciudades llenas de vida, mercados y bazares, paisajes que hacen enmudecer por su belleza y, sobretodo, sus gentes. No hay nadie que, tras un viaje a Irán, no destaque la amabilidad y simpatía de los y las iraníes. Y es que Irán enamora, pero sus habitantes más.

Durante años, Irán ha sido un misterio y ha mantenido sus secretos lejos del alcance de los turistas. Sin embargo el país se está abriendo a los viajeros. Son numerosos los monumentos, mezquitas, casas, palacios y mercados tradicionales con una arquitectura única y hermoso diseño que sin lugar a dudas sorprenderán a los viajeros.

Irán
Un abigarrado salón de té (foto: Independents & Trekking)

En cada ciudad, en cada región del país hay artesanías únicas, desde la fina cachemira y seda tejida a mano en Yazd, al diseño de azulejos en la mezquita Jame, en Isfahán, o las alfombras únicas con diferentes diseños de Tabriz. Al tener un clima con cuatro estaciones, es posible que los turistas esquíen en Dizin o en Shemshak durante el otoño y el invierno, y puedan practicar deportes náuticos en el Golfo Pérsico.

Irán es un país enorme. Con 648 millones de kilómetros cuadrados, dobla la extensión de la vecina Turquía y tiene tres veces el tamaño de Francia. 636 millones de kilómetros cuadrados son terrestres y 12.000 de agua. Las montañas Zagros, con muchas cmas de que superan los 3.000 metros de altitud, dividen el país desde el noroeste hasta el sudeste. Bordeando el mar Caspio se encuentran las montañas de Alborz, que son estrechas pero altas. El volcán Damavand, ubicado en el centro del Alborz, es el pico más alto de Irán; en días despejados, se puede ver desde Teherán. La zona central de Irán se conoce como la Meseta Central que, en su parte oriental está cubierta por dos desiertos de sal, el Dasht-e Kavir (Gran Desierto) y el Dasht-e Lut (Desierto Estéril).

Mezquita de Vakil
Mezquita de Vakil, en Shiraz

La arquitectura de Irán

Una de las cosas más fascinantes de Irán es su arquitectura. Ésta se remonta a 5.000 años de antigüedad. Los edificios persas van desde cabañas campesinas hasta casas de té y jardines, desde pabellones hasta "algunas de las estructuras más majestuosas que el mundo haya visto". La arquitectura iraní muestra una gran variedad, tanto estructural como estética, con una gran variedad de tradiciones y experiencias. La arquitectura iraní es distinta de la de otros países musulmanes.

¿Qué visitar en Irán?

Es mucho lo que hay que visitar en Irán.
La ciudad de Isfahán es una de ellas. Isfahán tiene un casco monumental que bien merece dedicarle dos o tres días como mínimo. La gran plaza Naghsh-eJahan, es un reflejo de la vida social iraní.

Mezquita del Imam Jomeini
Mezquita de Imam Jomeini, en Isfahán

A algo más de 180 kilómetros de Isfahán está Kashan, otra ciudad-oasis de la Ruta de la Seda, con casas de adobe y un pequeño e interesante bazar. Kashan tiene un casco antiguo salpicado de mezquitas, casas históricas y monumentos civiles. Algo alejado lejado del centro de la ciudad hallaremos el jardín Bagh-e-Fin, Patrimonio de la Humanidad.
Yadz es una gran sorpresa para el viajero puesto que es una auténtica ciudad-oasis de la Ruta de la Seda. En Yadz encontraremos un laberinto de callejuelas estrechas e irregulares, definidas por casas con muros de adobe. La parte antigua de Yadz es una ciudad peatonal. Es interesante subir a alguna de las azoteas habilitadas como miradores y restaurantes para disfrutar de la vista del océano de cúpulas de barro, minaretes y torres de ventilación que forman la ciudad. A medio camino entre Yadz e Isfahán está el Castillo de Meybod, una de las fortalezas más antiguas del país.
Desde Yadz podemos visitar Saryadz, una ciudadela de barro fortificada que se ha conservado casi íntegra porque siempre ha estado en uso.

Persépolis
Ruinas de Persépolis

Persépolis es visita obligada. De la antigua capital del imperio persa, a unos 45 minutos de la actual Shiraz, se conservan las que probablemente son las ruinas más impresionantes de la antigüedad. Unas ruinas que, todavía hoy, son un reflejo de la ciudad fastuosa, repleta de templos y riquezas que fue en su tiempo.
No muy lejos de Persépolis está Naqsh-e-Rustam, la necrópolis de los reyes persas. Unas tumbas excavadas a media altura de un acantilado en las que fueron enterrados monarcas como Jerjes.
No olvidar Teherán, la capital, una ciudad llena de vida con excelentes museos y palacios que permiten comprender el pasado del país. Teherán también es una ciudad moderna en la que a menudo pueden visitarse interesantes muestras de arte contemporáneo y en la que abundan tiendas y cafés modernos

¿Qué comer en Irán?

La gastronomía de Irán es deliciosa. El arroz y el pan son los alimentos básicos de los iraníes que los comen con carne y verduras además de hierbas y yogur. Aunque en Irán es posible encontrar pan al estilo europeo la mayoría de los iraníes prefieren sus panes tradicionales como el lavash, el taftoon, el sangak y el barbari.

Platos tradicionales iranís

El yogur es un producto omnipresente en todos los hogares persas, que se consume como entrante sólo o acompañado con pepinos o con musir (ajos tiernos). Otra modalidad exquisita es el yogurt licuado con hierbabuena, menta o espinacas.
Sin embargo el plato por excelencia iraní es el arroz a la iraní que se llama “chelo” y que se come con kebab, hecho a base de arroz prensado y brochetas de carne (trozos de carne, pollo o carne picada a la parrilla) o con uno de los muchos “khoreshtes”. Un "khoresht" es similar a un curry y está compuesto de trozos de carne y verduras (por ejemplo, berenjenas, papas, calabacines) cocinadas en una salsa relativamente espesa. El chelo-kebab normalmente se come con tomates a la parrilla y hierbas como la menta con el polvo rojo de somagh espolvoreado.

kebab
Kebab koobideh

Otros platos populares son el gheime: carne de cordero, lentejas en puré, patatas, tomate y especias; el joresht: carne, judías verdes, verduras, tomate y especias; el Yuye Kabab: deliciosas brochetas de pollo a la barbacoa.
En Irán hay una amplia gama de dulces y confitería en la mayoría de los cuales ponen trozos de almendras, pistachos y avellanas, así como frutos secos. Yazd, Kerman y Tabriz son ciudades bien conocidos por sus dulces. El sohan de Qom e Isfahán, y los kolooches de Gilan son muy apreciados por los iraníes.
Entre las bebidas más típicas destaca el , que nunca se mezcla con leche y que se sirve en todos los sitios como un gesto de hospitalidad (se le puede añadir azúcar).

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