Es una tumba sencilla. Muy sencilla si tenemos en cuenta que en ella está enterrado Lluís Domènech i Montaner (Barcelona, 21 de diciembre de 1850 – Barcelona, 27 de diciembre de 1923), uno de los arquitectos representantes del modernismo catalán más sobresalientes. Domènech i Montaner, autor de obras tan importantes como el Palau de la Música Catalana o el Hospital de Sant Pau, vivió buena parte de su vida en Canet de Mar, en el Maresme, y allí es donde decidió ser enterrado. Su tumba, en el cementerio de Canet, está flanqueada por un buen número de espectaculares panteones modernistas.
Canet de Mar no solo alberga la tumba del célebre arquitecto, sino que también es el lugar donde éste edificó destacados edificios como el Castell de Santa Florentina (1899-1912), la Casa Roura (1891-1892) que hoy alberga un restaurante, el Ateneu Canetenc (1884-1885) o la Casa Museu Lluís Doménech i Montaner (1918-1920). Pero Canet de Mar alberga otras sorpresas modernistas como la Fàbrica Carbonell (1899) diseñada por otro gran arquitecto modernista como Josep Maria Puig i Cadafalch.
A menudo se habla de Canet de Mar por ser la sede del “Canet Rock” o por ser el lugar de donde procede la Trinca o el grupo de teatro Comediants. Pero no se habla tanto de su arquitectura. Pasear entre las casa modernistas de Canet es un placer para los sentidos. La riqueza de la arquitectura nos obliga a elevar la vista hacia balcones y ventanas, a admirar las gárgolas en forma de dragón o a maravillarnos con los vitrales. No es extraño que estos arquitectos construyeran tantas casas en el Maresme, y no solo en Canet. Los pueblos de esta comarca muy cercana a Barcelona están abiertos al mar, en ellos se disfruta de buen clima y de amplias playas, de buenos productos hortofrutícolas, como los guisantes, y de un vino excelente como el vino de Alella.
Tras recrearnos con la arquitectura modernista de Canet podemos acercarnos a la playa y pasear por el agradable camino que nos lleva hasta Arenys de Mar donde encontraremos un gran puerto pesquero en el que podremos contemplar la subasta del pescado que se celebra diariamente. Si nos han quedado ganas de modernismo, en Arenys podemos visitar el Mercado Municipal, de Ignasi Mas i Morell, o pasear por el cementerio inmortalizado por el poeta Salvador Espriu en su poema “Cementiri de Sinera” (Sinera és Arenys al revés).
Quina petita pàtria
encercla el cementiri!
Aquesta mar, Sinera,
turons de pins i vinya,
pols de rials. No estimo
res més, excepte l'ombra
viatgera d'un núvol.
El lent record
dels dies
que són passats per sempre.
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